Bitcoin y energía: ¿Cuánto impactarán las tarifas en NYC?

Bitcoin y energía: ¿Cuánto impactarán las tarifas en NYC?

Aumento de tarifas energéticas en Nueva York: un golpe a los consumidores

La reciente solicitud de Con Edison para incrementar sus tarifas energéticas ha levantado un oleaje de descontento entre los residentes de Nueva York y el condado de Westchester. Este planteamiento, centrado en apoyar la transición hacia energías más limpias, ha dejado a muchos ciudadanos preocupados por el impacto en sus bolsillos, especialmente tras la llegada de facturas que superan los $500 en algunos casos.

El clamor de los neoyorquinos

Con más de nueve millones de usuarios, Con Edison se enfrenta a un creciente descontento. Desde que se planteó la solicitud de aumento, el Departamento de Servicios Públicos ha recibido alrededor de 800 comentarios mayormente indignados en su página web. Un usuario expresó su frustración al decir: «Por favor, hagan algo y no aprueben más aumentos».

La propuesta incluye un aumento del 11.4% en las tarifas eléctricas y un 13.3% en el suministro de gas, una situación que muchos consideran insostenible. Muchos neoyorquinos apoyan las inversiones en infraestructura y la transición a energías renovables, pero están reacios a asumir costos adicionales en su facturación mensual.

Un cambio hacia la energía verde

La preocupación por el aumento de tarifas se vincula directamente a los esfuerzos de Nueva York para reducir su dependencia de combustibles fósiles, conforme a la legislación climática de 2019. Sin embargo, implementar este cambio requiere que la envejecida red eléctrica se adapte a un aumento proyectado de la demanda de entre el 50 y el 90% en los próximos 20 años.

Hacia 2042, la capacidad de la red debe triplicarse para alcanzar los objetivos de emisiones cero del estado. Esto implica negociaciones complejas entre las compañías energéticas, sus consumidores y el gobierno estatal.

Desafíos en la modernización de la infraestructura

Las inversiones necesarias para mejorar las redes eléctricas y de gas están generando preocupación, especialmente para sectores en desventaja económica. Paul Feiner, supervisor del pueblo de Greenburgh, subrayó que los «cargos de entrega inflacionarios» están afectando gravemente a sus ciudadanos, muchos de los cuales son personas mayores o de bajos ingresos.

Además, los costos del funcionamiento de la infraestructura se reflejan en las tarifas de entrega, que se espera que superen los $3 mil millones en 2026. Con Edison busca colaborar con los legisladores para redirigir parte de esos ingresos hacia programas de alivio en las facturas o hacia la inversión en energía limpia.

La búsqueda de un enfoque equitativo

La crisis de asequibilidad que enfrentan los neoyorquinos hace que el problema de las tarifas energéticas sea aún más urgente. Un estudio estatal estima que la transición energética podría costar entre $270 y $295 mil millones, mientras que los beneficios económicos derivados de menores emisiones de gases de efecto invernadero se valoran en aproximadamente $400 mil millones.

Activistas y políticos presionan por legislaciones como la New York HEAT Act, destinada a permitir servicios de electrificación en lugar de gas y a desarrollar un plan que limite las tarifas energéticas a un seis por ciento del salario familiar.

En la actualidad, existe un número significativo de hogares en Nueva York que se encuentran en mora con sus pagos. Con más de 1.3 millones de facturas de energía atrasadas, la situación es preocupante, y Con Edison figura como uno de los principales acreedores.

La voz de la comunidad

Los ciudadanos, como Mary Bove, de 68 años, quien intenta reducir su consumo energético con medidas extremas, expresan su deseo de recibir más transparencia respecto a los proyectos que justifiquen los aumentos en las tarifas. «Si esto significa que estoy contribuyendo a una infraestructura más resistente, quiero detalles claros sobre los proyectos y plazos a seguir», comentó.

La incertidumbre sobre las tarifas de energía en Nueva York genera un ciclo en el que la adaptación a la energía limpia podría verse obstaculizada por el habitual descontento de los consumidores. Sin una solución tangible, cada ajuste en las tarifas podría conducir a la presión económica que muchos ciudadanos no pueden soportar.